jueves, 19 de abril de 2012

Vacaciones


Mi querida hija:

Es posible que te parezca injusto que tras dos años de vacaciones no te haya escrito hasta ahora, te ruego no me censures por ello. 

Verás, aquí los apartamentos son incómodos, sabes que no salgo y me ha costado mucho encontrar los medios precisos para poder escribirte esta carta. Siempre he poseído una mente inquieta. A mis años ya no creo que cambie aún estando en pleno recreo de relativa tranquilidad y absoluto aburrimiento.

Sé que has estado de paso engalanando de flores mi terraza con la mirada vuelta hacia el suelo, regando las rosas con tu llanto, mas no pude abrirte la puerta. Aquí lo tenemos prohibido, no es que sea precisamente un Psiquiátrico, ni reniego del milagro que termine definiéndonos como locos, porque, tal vez, nuestra vida ya está escrita y la cordura rompe la ilusión en mil pedazos. 

Recibimos cursos intensivos, a mí me seducen, parecen estar bendecidos por un maestro, alguien que bien simula no proceder de este mundo. Aprendo rápido y sé cómo desnudar mi alma. Otros no avanzan, permanecen congelados como estatuas. 

Tengo muchos vecinos, eso te alegrará. No imaginas cuánto te agradezco que me hayas enviado uno de tus libros, así no tengo que ceñirme a los límites insensibles del recuerdo. Es una forma de devorar el tiempo y tenerte presente en todo momento.

Lamento no haberme traído más enseres. El vecino del ático, entre otras cosas, se trajo una armónica. Creo que tiene el tejado limpio de excrementos pues hasta las palomas se ahuyentan cuando toca ese insoportable instrumento.

La vecina de la derecha se trajo todas sus joyas, no dejo de desoír su lamento pues dice que aquí no las luce porque los tragos de sol en la mañana no se reflejan en ellas ni tampoco los de las estrellas. 

En ocasiones, recito en alto tus poemas, muchos llenan sus redomas figurando que están plenos de orujo y cogen unos pedales que les hace girar el cuerpo. Así pues, los de derechas se posicionan y los de izquierdas también, los otros pierden el centro y tambalean. 

Tengo otros vecinos que viven en plantas bajas, estos afirman poder tocar algo de barro y conseguir mantener la piel más tersa además de sufrir menos reúma. 

Perdona si la caligrafía no es perfecta, la sangre que circula por mis venas no mantiene bien el pulso. Casi parece que mis letras caigan sobre las hojas empujadas por el viento. 

Estoy más delgada, con los huesos porosos, envuelta en una nube de hielo.

Hija, envíame otro libro. Sé que no está permitido escribir cuando se está muerto, espero que no me maten por ello. Ah! Y una mudita de ropa. Quiero estar presentable para el juicio.

No olvides, cuando llegue el turno de tus vacaciones, contratar un apartamento más amplio, esta constructora es un timo. También recuerda llevar linternas, hojas y pluma. Porque después de la muerte la mente vive.

Besos de tu madre y un hasta siempre mejor que un hasta pronto.

Solo setecientos treinta días y millones de noches.

Te quiero.


Madrid,19 de abril de 2012
cristina garcia barreto

7 comentarios:

Antonio dijo...

Duro escrito, duro relato... me has dejado algo sobrecogido, pero lo que viven en la memoria sigue con vida...
Besos trascendentales

Anónimo dijo...

Querida Cris:

Hay dos mundos, y no son paralelos sino que uno empieza donde acaba el otro. Y los dos tienen voz, porque hay muchas maneras de hablar, incluso es posible que se pueda hablar más después que antes, y se haga con más naturalidad, sin caretas.
Enhorabuena por tu inteligente relato. A mi también me ha encogido un poco.

Recibe un fuerte abrazo de,

Mª Jesús

Anónimo dijo...

"Lavado interior Exfolia su cuerpolo soborna con c...":

Esta es una reflexion muy original y de las mas interesantes que he leido.

Anónimo dijo...

ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Vacaciones Mi querida hija: Es posible que te pare...":

Querida Cris, has alumbrado un texto sobrecogedor; tanto, que solo me atrevo a decir ¡genial! Cierras con un final, lleno de sensibilidad, que en unos se confirma y en otros se hace reflexión: "Porque después de la muerte la mente vive". A nadie dejará indiferente esta epístola.

Gracias por compartir tus pensamientos convertidos en palabras que calan y se quedan.

Un abrazo.

Alejandro Pérez.

Anónimo dijo...

Querida y admirada Cristina, gracias por el relato.
Siempre, desde que te conozco, he pensado que la novela es un género
en el que puedes conseguir magníficos resultados, y este texto
bien podría ser el capítulo de una obra extensa. Sin olvidar, claro es, la poesía, raíz y razón de tu vida.

Saludos cordiales.

JLM.

Cris Gª. Barreto dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Mila Aumente ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Vacaciones Mi querida hija: Es posible que te pare...":

Querida Cris, apasionante relato de una madre a una hija. Seguro que ella (la hija) necesitaba escuchar esas enternecedoras palabras y, a buen seguro, le llegaron desde el mundo de las fantasías donde, en muchas ocasiones, soñar es la mejor de las realidades.

Enhorabuena, Cris. Para mí siempre es un placer leer todo lo que escribes.

Un besito.